La tasa de desempleo en México repuntó del primer al tercer trimestre del año en todas las regiones del país, confirmando una pérdida de dinamismo del mercado laboral en un entorno económico marcado por mayor incertidumbre y cautela empresarial.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el tercer trimestre se convirtió en el periodo más adverso del año en materia de desocupación.
En el centro del país se registró el mayor deterioro, pues la tasa de desocupación subió de 2.34 a 2.80 por ciento, reflejando presiones en actividades vinculadas a servicios y comercio.
Por su parte, la tasa de desocupación en la región norte aumentó de 2.75 a 3.15 por ciento entre el primer y el tercer trimestre del año. Se trata de una zona donde predominan las actividades industriales, en particular las manufactureras, que en años recientes se habían visto favorecidas por el proceso de nearshoring.
Para Enrique Covarrubias, economista en jefe de Actinver, el mercado laboral ha mostrado estabilidad en la generación de empleo, aunque con contrastes relevantes en la calidad de los puestos de trabajo y un nivel de informalidad que sigue limitando la productividad y la base contributiva del país.
“El alto nivel de informalidad que presenta México tiene costos claros para la economía. Todo ello genera que el crecimiento económico se ubique por debajo de su potencial, impactando con ello la recaudación”, dijo en entrevista con El Sol de México.
Los datos del Inegi muestran que el resto de las regiones del país mantuvo niveles más bajos de desocupación, aunque sin escapar al repunte generalizado del desempleo hacia la segunda mitad del año.
Por ejemplo, el centro-norte cerró el tercer trimestre con una tasa de desocupación de 2.68 por ciento, mientras que la región sur, pese a conservar las tasas promedio más bajas a lo largo del año, registró un avance gradual del desempleo y concluyó con un nivel de 2.49 por ciento.
En años recientes, esta última región fue favorecida por proyectos de infraestructura como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, lo que contribuyó a mantener niveles de desocupación relativamente bajos.
Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum presumió en su cuenta de X que México cerró el 2025 como el segundo país con la menor desocupación en el mundo, al registrar una tasa de 2.7 por ciento.
Con datos a noviembre de este año, la mandataria divulgó que el nivel registrado en México incluso fue inferior al observado en Alemania o Países Bajos, Australia, Estados Unidos, Francia o España.
El primer lugar, según lo publicado, lo ocupó Japón.
De acuerdo con Alberto Alesi, director general de ManpowerGroup México, Caribe y Centroamérica, la desaceleración en la creación de empleo en el país responde a un contexto de incertidumbre interna y global, particularmente por las políticas comerciales de Estados Unidos, lo que ha llevado a las empresas a replantear o congelar contrataciones.
“Eso hace que el empresariado se mantenga en modo alerta y congele o repiense la contratación de personal, una tendencia sostenida que hemos visto a lo largo del año”, comentó Alessi.
El directivo añadió que sin la incorporación de trabajadores de plataformas digitales al IMSS, el balance anual del empleo formal podría ser negativo, especialmente por la alta desincorporación laboral que suele presentarse en diciembre.
Ven 2026 con mayor estabilidad laboral
Hacia el inicio de 2026, las expectativas apuntan a una mayor estabilidad, con una proporción relevante de empleadores que prevé aumentar su plantilla para atender proyectos temporales.
Según la Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup, al menos cuatro de cada 10 empresas planean incrementar su plantilla, principalmente para atender proyectos temporales.
Por sector, las perspectivas más favorables se concentran en finanzas y seguros, servicios profesionales y construcción, mientras que servicios públicos, información y el sector público mantienen una postura más cautelosa.
Por su parte, el economista en jefe de Actinver anticipa una mejora en el crecimiento económico y, por ende, también en la creación de empleo.
La perspectiva del banco es que la economía mexicana crezca un 0.4 por ciento en 2025, pero repunte hasta 1.6 por ciento en 2026.
No obstante, el desempeño del norte seguirá siendo un termómetro clave para medir el impacto del ciclo económico y la evolución del mercado laboral en el país, dada su vinculación a las actividades industriales.
“Estos puestos de trabajo se encuentran en el sector formal, lo cual otorga a los trabajadores prestaciones sociales y, generalmente, mayores salarios”, concluyó.
Miguel Ángel Ensástigue













